En nuestro mundo interconectado, los importantes trastornos subrayan la necesidad de sólidas cadenas de suministro. Los riesgos que representa el COVID-19 para el crecimiento económico podrían afectar asimismo al sector inmobiliario a corto plazo, si bien su magnitud es desconocida en ambos casos. No obstante, las tendencias estructurales señalan la solidez del sector inmobiliario logístico a lo largo de este período y más allá, conformando el entorno fundamental y de inversión. COVID-19 se ha convertido para muchos en un catalizador a la hora de hallar soluciones que puedan ser permanentes, disminuyendo así la demanda en determinados sectores inmobiliarios (p.ej., teletrabajo/oficina, comercio electrónico/comercio minorista). Esta volatilidad se podría traducir en una mayor demanda en el sector inmobiliario logístico (stocks, comercio electrónico, industria 4.0). Dado que estas tendencias se han generalizado, es probable que los mercados de capital reaccionen rápidamente y, por tanto, que reflejen esta diferenciación en sus niveles de valoración e inversión.
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